Cuatro toros de Valdefresno y dos de Victoriano del Río (1º y 6º), de mal juego y mansos salvo el corrido en primer lugar que tuvo mejor condición, aunque tampoco para tirar cohetes.
Juan José Padilla (azul marino y oro con cabos negros): Silencio tras aviso y silencio tras dos avisos
Morante de la Puebla (negro y oro): Pitos y división tras un aviso
Sebastián Castella (azul turquesa y oro): Silencio tras aviso y silencio tras aviso
Lo vivido en esta corrida de la Beneficiencia, tanto por la mañana con el lamentable baile de corrales (empresa, apoderados, toreros y Comunidad incluídos), como por la tarde con la lamentable actuación de toros y toreros pasará a la historia como uno de los episodios más negros de la tauromaquia.
Días así hacen más daño a la Fiesta Nacional que todas las manifestaciones antitaurinas que hayan. Es triste comprobar como los toreros y sus apoderados manipulan a los ganaderos contando con el beneplácito de la empresa y de la autoridad. Aún es más triste presenciar la inoperancia y dejadez de los toreros en el ruedo, de todos, hasta de mi admirado Morante, pues el hecho de no tener oponente apto para el triunfo no le ofrece una coartada para el bochornoso espectáculo que dió a la hora de finiquitar al toro. Así no Morante.
Padilla regresaba a Las Ventas por primera vez desde que sufriera ese tremendo percance en Zaragoza, estuvo vulgar ofreciendo un amplio repertorio de trallazos, mantazos y trapajazos. Y Castella ofreciendo la peor versión de Castella, la que dista tanto de la ofrecida el pasado 24 de mayo en esta misma plaza.
No escribo más, porque lo que quiero es olvidar este lamentable y bochornoso espectáculo cuanto antes, aunque me costará.
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